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Las truchas ¿son estériles?

En un debate en el cual pude tener la ocasión de participar, uno de los contertulios, Enric Aparicio, biólogo y experto en todo lo que envuelve a la gestión de la trucha, lanzo un mensaje que desde mi punto de vista la gente no es muy consciente. En concreto dijo, entre otras cosas valiosas sobre los motivos por los cuáles se repuebla o mejor dicho, se introduce trucha: “no he visto ningún estudio sobre la fecundidad de la trucha o el éxito reproductor” “se presume que no hay reproducción suficiente y por este motivo se justifican las repoblaciones”. Partiendo de esas frases, miro de inmiscuirme más sobre la cuestión aportando mis reflexiones sobre ello.

Foto: Carlos Rodríguez de BICHO PRODUCCIONES
Foto: Carlos Rodríguez de BICHO PRODUCCIONES

He ido a ver la freza de la trucha. También he participado en actividades de desove, en su fecundación y posterior «siembra». Una de las cosas que sorprende al novato, es la cantidad de huevos que llegan a depositar en el lecho del río. La estrategia como especie se centra en la enorme producción de éstos. Una elevada producción para contrarrestar el importante número de bajas que la prole va a sufrir.  A priori, el nivel de fertilidad es, digamos, bastante más elevado que la tasa actual en la especie humana. La mayoría de los huevos puestos son fertilizados, aunque la tasa de mortalidad, como decíamos, será elevada.

Por más que nos empeñemos, truchas en un tramo caben las que caben. Básicamente, el número de éstas irá ligado a una suma de diferentes variables: La cantidad de sustento natural disponible, la morfología del tramo, zonas de refugio, relación de tramos lentos y rápidos, la estructura poblacional etcétera. Hay, por así decirlo, un tope. Y dicho tope es la relación de las variables antes mencionadas. Esto es algo que se sabe desde hace muchos años, pero quizás no se ha sabido comunicar con la intensidad necesaria.

Desde hace muchos años, demasiados, parte del colectivo pescador presiona para que los ríos alberguen más y más truchas. Para la Administración, la siembra de truchas ha sido el sistema más sencillo para dar solución a esas demandas. No se ha trabajado para sensibilizar y explicar esos factores que limitan las poblaciones salvajes. Por el momento, salvo algunas excepciones, la política para aumentar densidades de un tramo se centra, básicamente, en recurrir a la cisterna. Truchas de distintos orígenes, o bien de encubiertas – truchas autóctonas criadas en cautividad- irán a parar al río interactuando con las allí presentes. Pero ¿es necesario recurrir a las repoblaciones? ¿es la única alternativa?. Si queremos más truchas ¿dónde debemos actuar? Evidentemente cada río, cada tramo de éste, es un mundo en sí mismo. Encontraremos ríos con grandes cualidades sobre los que a priori no deberíamos hacer nada. No deberíamos actuar. La propia especie y sus sistemas de autorregulación mantendrán una población estable y sana. Hay zonas que han sufrido impactos de diversa índole, los cuales han dado al traste con las poblaciones salvajes o reduciendo estas a niveles críticos (por ejemplo, un accidente químico). Y luego tenemos aquellas zonas en las cuales el hábitat ha sido modificado de la mano del hombre (dragados, canalizaciones…). Zonas donde tenemos calidad de agua pero el hábitat ha sido fuertemente modificado. También podríamos añadir la afectación de otros factores que limitan la densidad de los peces, como es una excesiva extracción de peces.

Foto: Carlos Rodríguez de BICHO PRODUCCIONES

Como vemos, los ríos, tramos de estos, tienen diversas necesidades para estar en, digamos, la máxima productividad o densidad deseable.

Existen diferentes puntos de vista a la hora de afrontar la mejora de la densidad de peces. Hay quien apuesta por la protección de la fase huevo a alevín, confinando si es necesario a éstos en zonas protegidas de posibles amenazas, mirando de minimizar el impacto de los depredadores superiores dentro de la cadena trófica (centro de acuicultura, canales de alevinaje…). Otros apuestan por la fertilización forzada e incubación en cajas vibert.  Otros directamente por la introducción de alevines de origen incierto, o conocido, pero no del mismo linaje. Y por último, aquellos que creen firmemente en la producción natural, buscando la minimización de impactos u otros factores o problemas que repercuten en la producción natural y en el ciclo biológico completo de la especie. También los hay que siembran otros peces pasto pensando en que ello favorecerá las truchas existentes…

A priori, pues, parece que la forma de mejorar las poblaciones debería partir del conocimiento del medio. Para ello, lo más acertado sería el cumplimiento de las siguientes fases: diagnostico de la zona, caracterización de la masa de agua, conocimiento real del número de ejemplares, estructura de tallas, nivel de biomasa etcétera. Lo más probable es que la conclusión de estos estudios nos dé, o debería dar, diversas recetas para recuperar o aumentar el número de ejemplares hasta el número óptimo.

Cuadro de Manuel González Cuartero

Desde mi punto de vista, la gestión de la pesca debe pasar por trabajos multidisciplinarios. Ecólogos, ictiólogos, biólogos… están ahí, con sus conocimientos, para proponer proyectos reales y consistentes de mejora de las poblaciones de peces. Todo lo demás, lo que se hace mayoritariamente en la actualidad para tener “más peces”, son acciones realizadas desde el desconocimiento o con sistemas poco naturales que más que favorecer las poblaciones, las empobrecen de su acerbo genético. Las truchas salvajes, de linaje adaptado a un territorio, disponen de miles de años de mejora genética. Su adaptación les ha permitido superar grandes impactos. Un pez nacido en una piscifactoría, de distinto linaje, no dispone de esa herencia. La importancia de la genética la abordaremos en una entrada específica.

Salvo que algún experto nos aporte un trabajo de investigación que asevere que las truchas no son fértiles o se reproducen poco y mal, deberíamos pensar y tomar conciencia que ellas llevan millones de años reclutando nuevos familiares, que siguen siendo fértiles y que los factores que hacen que no tengamos un río óptimo son otros. Ellas algo han hecho bien ¿no?. Entonces, preguntémonos qué estamos haciendo mal nosotros.

Autores:

Fotos: Agradecer las fotos cedidas por Carlos Rodríguez de Bichoproducciones 
Cuadro reproducción freza en madera. Fotografía cedida por Manuel González Cuartero 

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Ferran

Desde pequeño he estado vinculado al río. No puedo pasar por un curso de agua sin detenerme. Escuchar el rumor de sus aguas, ver y sentir la fauna. Son muchas las sensaciones de las cuales no puedo prescindir. Con este blog busco compartir estas dos facetas. Por un lado, mi compromiso por el bienestar de los ríos. Por otro, trasladaros informaciones útiles que puedan aportaros algo interesante para practicar la pesca sin muerte o sencillamente para acercaros a dar un paseo agradable. Ferran

Esta entrada tiene 13 comentarios

  1. Pablo Espinar

    Uno de los mejores artículos del blog, (y mira que hay de buenos :-))
    Un saludo,
    Pablo

    1. Ferran

      Bueno, solo deseo que vengan otros que te gusten igual o más ;-). Un afectuoso saludo Pablo

  2. Aitor

    Es triste que haya que repetir la evidencia una y otra vez, pero es así.
    Los pescadores huyen sistemáticamente de los enfoques científicos porque no casan con la mentalidad corto placista de peces aquí, ahora y en cantidades y tamaños industriales. Mientrasesa mentalidad no cambie…

    1. Ferran

      Sí, es así Aitor, pero queda la esperanza que cada día se unan más. Hace años sucedió, bueno, sucede, lo mismo con la pesca sin muerte. por tanto, hay que seguir comunicando para hacer todo ello más real y positivo.

  3. Manuel

    Muy buen artículo.
    Enhorabuena.

  4. Martin Lopez

    Habitats modificados, accidentes químicos, excesiva extracción de peces…
    En mi opinión lo que falta es respeto hacia los recursos naturales y mucha educación.
    Si no solucionamos esto, me temo que todas las técnicas de reproducción y ayudas a la supervivencia de los peces serán totalmente estériles.
    Como esto suena muy lindo pero no resuelve nada, yo me ofrezco a estudiar con vos la implentación de algún tipo de medida concreta que este a nuestro alcance.
    Una app de denuncia a furtivos por ejemplo que esté a disposición de cualquier pescador deportivo o con muerte que respete las normas.
    En fin soy consciente que hay que actuar en diversos frentes en paralelo, yo me ofrezco para poner mi granito de arena en alguno de ellos.

    1. Ferran

      Hablaremos sobre ello. Gracias por tu propuesta. Y del resto también hablaremos, hay cosas que de pueden hacer y abordar.

  5. José Ángel

    Si se gestionara con criterios científicos las asociaciones de pescadores no pintarían nada en la gestión, la mayoría de los centros de alevinaje y similares no existirían, no digamos las repoblaciones de salmón estraían prohibidas. Si cualquier estudio sobre ictiología, invertebrados acuáticos, calidad de aguas, interaciones entre especies (por ejemplo cormoran-trucha) dice cosas que la inmensa mayoría de los pescadores, por no decir que la totalidad, ni se lo que cree ni lo entiende. Son mundos totalmente distintos.

    1. Ferran

      Gracias por la aportación José Ángel. Comentar que he hablado con asociaciones que sí quieren y escuchan esos criterios, pero siendo sincero las menos.

  6. José Ángel

    La selección natural empieza funcionar en cuanto las truchas son echadas al río, también existe esa competencia entre los alevines en el centro de alevinaje o piscifactoría. Está bastante claro que la freza natural es la que más ejemplares nuevos recluta y que aquellos que sobreviven están seleccionados en el río.
    Si las truchas repobladas estuvieran marcadas, en los muestreos se tedrían datos sobre su efectividad y la relación entre peces sembrados y los procedentes de la freza natural, entre otras cosas. También se podrían evaluar las condiciones en las que están estos peces, la incidencia de enfermedades y parásitos en ellas, y compararlos con los otros.

    1. Ferran

      Creo recordar que en Navarra se estudió la tasa de supervivencia de alevines hechados al río de piscifactoría y la supervivencia de los nacidos directamente en el río. El resultado, si no recuerdo mal, era que las repoblaciones de los centros no aportaban mejora alguna. Esa conclusión también la vi en Eslovenia, al respecto escribí un artículo tras visitar y entrevistar al responsable de uno de esos centros.

      1. José Ángel

        Buscaré tu artículo.
        Yo estoy muy poco relacionado con gente del mundo de la pesca, pero la conclusión en Salamanca, en el Tormes, es que las truchas son todas repobladas y que no hay freza., y nunca la hubo, y que tienen muchos depredadores, y como poco se las comen las grandes. Siempre me dijeron lo mismo, hasta como quien dice ayer, unos pocos días la última vez.
        Si he leído esas conclusiones con respecto a las repoblaciones, hay estudios y trabajos que están subidos a internet si no tienes contacto con los autores o con alguien que tenga accesos a ellos.
        También es cierto, que una vez que la pesca sin muerte se implementa y aquellas truchas “grandes” que ya no se sacrifican, y ojo con que los depredadores naturales apenas tienen incidencia en las tallas grandes si no son ejemplares enfermos, se reproducen, las poblaciones se recuperan de forma notable.

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