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TIERRA DE LOBOS por Javier Peñin

Me place y complace ver una nueva aportación. En este caso de un nuevo colaborador aunque seguidor del blog. Javier Peñin nos escribe esta crónica de una de sus salidas. Una de esas sesiones en las cuales se va más a sentir que a sacar peces.

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TIERRA DE LOBOS

Un día mas me encuentro de camino, inmerso en mis pensamientos, recapacitando e intentando saber qué es lo que me mueve volver a este rincón, un rincón donde el mayor logro hasta el momento ha sido el escuchar susurrar las aguas, y ver pasar el tiempo muy despacito.

Hoy, si las cuentas no me fallan, son ya cinco las veces que voy a recorrer las aguas donde nacen las ilusiones, un rinconcito donde los dueños de las tierras se esconden, no por miedo si no por respeto, saben que por tu forma de pisar no vas a alterar la paz de su hogar, lo cierto es que las expectativas son muy bajas por no decir nulas. Pero hoy no busco pescar, si no estar pescando, es uno de esos días que necesito recorrer el rio sin prisa, buscar la mejor posición para empaparme de la belleza del transitar del agua, mimetizarme con la vegetación que protege el tesoro de las aguas, aunque todo hay que decirlo, dentro de mi hay algo que me mueve y busca la esperanza de dar por fin con el precioso trofeo que son las truchas más puras que sobreviven en tierra de lobos.

La jornada se prevé tranquila y como el tiempo hoy lo marca el sol, me permito el lujo de escudriñar uno de los múltiples caminos que recorren esta tierra, serán cosas de la casualidad pero aunque llevamos varios días de intensas precipitaciones este camino se transita con comodidad, aunque las evidencias denotan falta de transito, el síntoma más evidente de el abandono de las zonas más rurales, poco a poco voy adentrándome en lo más profundo de el monte , la suerte se muestra de nuevo en forma de un final de camino en una pequeña pradera, coronada con la ruina de lo que era un antiguo molino y franqueada por el susurrar del río, en qué tipo de extenuación entraría que no recuerdo como, pero antes de que me diera cuenta ya estaba con la caña montada y los vadeadores puestos , jajaja.


Poco a poco empiezo a escudriñar los remansos y las pequeñas pozas que me voy encontrando, de momento con muy poca fortuna, aunque esto ya lo tenía asumido, me sigue frustrando, no doy crédito que una zona tan apartada no llego a entender la escasez de peces, voy lanzando y lanzando, caminando muy despacito y observando todos los rincones y nada  después de un par de horas y ya casi pasada las horas de plenitud solar y sin actividad me planteo tirar la toalla, pero ya que he llegado hasta este rincón voy a recorrer un poco mas de rio, vamos a intentar llevarnos por lo menos un recuerdo de la belleza natural que guardan estas tierras.

En el transcurrir de los minutos voy poniendo diversas imitaciones, con la misma suerte, pero en esto que rebuscando entre tricopteros, efémeras, parachut, y diversas mosca aparece un barón rojo de tamaño considerable, lo que llamamos cariñosamente barco velero , y me digo a mi mismo , porque no. Todavía lo tengo en mi retina, primer lance y veo como me sube una trucha con tanto ímpetu que salta la mosca, la emoción, la satisfacción, la alegría que me corre por el cuerpo es indescriptible.

La suerte a cambiado las posturas empiezan a ser muchísimo más visibles, los lances salen certeros y hasta parece que la mosca quiere mantenerse en la postura sin dragar sin hundirse, las picadas van sucediéndose, los fallos se vuelven desesperación, las truchas son impresionantes, su belleza y pureza es inigualable, acabo de descubrir que en tierra de lobos la vida surge y sobrevive a la mano del hombre.


De vuelta a casa vuelvo a entrar en mi mundo, mis pensamientos son mas satisfactorios, para ser honestos el día me ha dado una jornada más en el mejor paraje de nuestra tierra y tan solo 7 truchas, ya sé que pensáis que son pocas, pero son las que ese día me llenaron de felicidad y recargaron la ilusión de pescar.


Foto y texto: Javier Peñin

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Ferran

Desde pequeño he estado vinculado al río. No puedo pasar por un curso de agua sin detenerme. Escuchar el rumor de sus aguas, ver y sentir la fauna. Son muchas las sensaciones de las cuales no puedo prescindir. Con este blog busco compartir estas dos facetas. Por un lado, mi compromiso por el bienestar de los ríos. Por otro, trasladaros informaciones útiles que puedan aportaros algo interesante para practicar la pesca sin muerte o sencillamente para acercaros a dar un paseo agradable. Ferran

Esta entrada tiene 12 comentarios

  1. David Carnota Esperalba

    Buen relato, que pluma!!!! Espero algún dia llegar a escribir como vosotros. Gracias por estos microrelatos que cuentan como és nuestro mundo.

    1. Javier Peñin

      David, muchísimas gracias por el comentario, me a alegro muchísimo .un gran abrazo

  2. Javier Peñin

    Muchas gracias por hacerme un hueco en tu blog, es todo un orgullo, Saludos

    1. Ferran

      Un placer, es una bonita colaboración. Esta casa está abierta 😉

    2. Paco D

      Sacar un tesoro de la nada o cuando uno ya pierde la esperanza hace cambiar la percepción del día por completo, Muy chulo el relato!

  3. Jorge

    Yo lo definiria como…. un de vuelta a casa con un buen sabor de boca.
    Bonito relato Javi.

  4. Roberto marcos Abad Merino

    Bonito relato, que como no, de alguna manera u otra hemos vivido en más de una ocasión los apasionados de la pesca con mosca.

  5. José Miguel

    Bonito relato Javi, alguna vez hemos visitado juntos ese río, y la verdad que es un gran río, hoy en día estar solo vale más que pescar más, no crees??

  6. Luis Sastre Branco

    Me encantan esos ríos pequeños con sus sorpresas ocultas tras las piedras y sombras de las orillas

  7. Santiago

    Muy lindo relato Javier. Lograste transmitirme las sensaciones. Felicitaciones y gracias por compartirlo. Saludos desde Argentina.

  8. trout man

    la foto de entrada de ese paisaje del cual me cuesta poner en el mapa ,es Preciosa!Que se conserve ,al igual que el rio,como la naturaleza lo habia planificado,saludos.

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