Hace unos años la Royal Wulff era una mosca de las llamadas imprescindibles. Una mosca mítica muy utilizada, junto con otras que parece han pasado a segundo o tercer plano. Pero ha pasado de mítica a diría olvidada o poco utilizada en nuestro país. Y esto lo digo desde la experiencia. He visto decenas de cajas de otros tantos pescadores. Solo en alguna ocasión esporádica he visto alguna. Si no es fácil verla en las cajas obvia decir que verla en acción de pesca es más bien poco probable. No es mi caso, ya que tengo a algún colega pirrado de esta mosca entre mis amistades.

La última vez que la puse fue en Andorra, en el río Valira. Pero la anterior fue en el Valle de Benasque con la cual levante un par de truchas y un salvelino. Fue un rato que los peces parecían no estar muy por la labor. Esos momentos en los cuales uno mira y remira su caja en pro de la mosca resultona y ve, ahí, esas extraordinarias alas y la famosa faja que sirve para aguantar  mejor las fibras de pavo real.

Hay que aprovechar sus virtudes. Es una mosca que flota de maravilla, se ve mucho, incluso en aguas movidas. Ideal para esas aguas divertidas. Agradecida su pesca en días oscuros o atardeceres cuando a uno la vista no le da para escudriñar bien el agua. Pero además tiende o suele ser una mosca muy duradera.

Haceros un favor, montar aunque sean cuatro y llevarlas al río. Pero sobretodo, pescar con ellas, no me las dejéis en la oscuridad de la caja que os veo venir.

Os adjunto dos vídeo de montaje para que veáis dos opciones de atado: